Cualquier restaurantero con cierta experiencia sabe que la comida y la atención al cliente son las claves del éxito de un lugar. El sazón, el sabor y el servicio excepcional se traducen en buenos resultados. ¿Pero cómo hacer que la gente extienda sus comidas y sus cenas? ¿Cómo lograr esa bendita palabra llamada “ambiente”?
Hay varios factores a considerar y algunos tiene que ver con tecnología. Así es, el buen uso de soluciones de audio, video, iluminación y control pueden generar un valor agregado que la gente realmente aprecia.
En principio, todo restaurante necesita de un bien conceptualizado sistema de audio: una curaduría musical acorde al perfil de los clientes, una calidad sonora impecable, una distribución adecuada para lograr la cobertura total, una flexibilidad para poder crear zonas diversas y una responsabilidad ante la perilla del control de volumen.
Es preciso tener en cuenta que la música comercial o incluso servicios de streaming como Spotify no deberían utilizarse para ambientar musicalmente un restaurante pues se considera lucro de acuerdo a las leyes mexicanas de propiedad intelectual, por lo que hay que tener cuidado en pagar derechos a las asociaciones como la SACM.
Luego habrá que considerar un presupuesto razonable. De nada sirve hacer profundos estudios si han de adquirirse amplificadores de dudosa procedencia y bocinas “hechizas”. Hoy día, las opciones son numerosas en nuestro país con marcas de gran calidad, reputación y soporte. Basta que el instalador sepa buscar con experiencia y honestidad.
Finalmente hay que considerar el volumen. En un restaurante más vale un volumen moderado o bajo que niveles escandalosos que hagan huir a la clientela. Se trata de tener criterio, es obvio que entre más personas reunidas en un espacio, más nivel de presión sonora se necesitará, pero esta nunca debe sobrepasar los límites en el cual las personas puedan conversar libremente y puedan escucharse con claridad a un metro de distancia. Nombrar una persona responsable es una sana decisión.
Otra cosa si se trata de una restaurante-bar que se transforma a ciertas horas de la tarde o por las noches con algún DJ o karaoke, en este caso, el lugar debería estar preparado con un sistema de audio portátil, el cual puede ofrecer todo el poder que se necesita, pero con la flexibilidad de poder ponerlo y quitarlo a discreción sin afectar ni la decoración ni la funcionalidad del lugar.
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