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Fatiga física y emocional por usar Zoom

Investigadores de Stanford identifican cuatro causas de la “fatiga del Zoom” y sus sencillas soluciones.

Texto original en inglés publicado en el sitio del Virtual Human Interaction Lab

de la Universidad de Stanford, CA, USA en: https://vhil.stanford.edu/news/2021/causes-for-zoom-fatigue-and-their-simple-fixes/ escrito originalmente por VIGNESH RAMACHANDRAN

 

Las plataformas de videochat más populares tienen fallos de diseño que agotan la mente y el cuerpo humanos. Pero hay formas sencillas de mitigar sus efectos.

 

Aunque cada vez más personas se conectan a las plataformas de videochat más populares para comunicarse con colegas, familiares y amigos durante la pandemia de COVID-19, los investigadores de Stanford tienen una advertencia para ti: Esas videollamadas probablemente te cansarán.

 

El profesor Jeremy Bailenson examinó las consecuencias psicológicas de pasar horas al día en Zoom y otras plataformas populares de videochat.

 

Impulsado por el reciente auge de las videoconferencias, el profesor de comunicación Jeremy Bailenson, director fundador del Stanford Virtual Human Interaction Lab (VHIL), examinó las consecuencias psicológicas de pasar horas al día en estas plataformas. Al igual que “googlear” es algo parecido a cualquier búsqueda en la web, el término “zoom” se ha convertido en algo omnipresente y en un verbo genérico que sustituye a la videoconferencia. Las reuniones virtuales se han disparado, con cientos de millones de ellas diarias, ya que los protocolos de distanciamiento social han mantenido a las personas alejadas físicamente.

 

En el primer artículo revisado por pares que deconstruye sistemáticamente la fatiga del Zoom desde una perspectiva psicológica, publicado en la revista Technology, Mind and Behavior el 23 de febrero, Bailenson ha desmontado el medio y ha evaluado el Zoom en sus aspectos técnicos individuales. Ha identificado cuatro consecuencias de las videoconferencias prolongadas que, según él, contribuyen a la sensación comúnmente conocida como “fatiga del Zoom”.

 

Bailenson subraya que su objetivo no es vilipendiar ninguna plataforma de videoconferencia en particular -él aprecia y utiliza regularmente herramientas como Zoom-, sino poner de relieve cómo las implementaciones actuales de las tecnologías de videoconferencia son agotadoras y sugerir cambios en la interfaz, muchos de los cuales son sencillos de aplicar. Además, ofrece sugerencias a los consumidores y a las organizaciones sobre cómo aprovechar las características actuales de las videoconferencias para disminuir la fatiga.

 

“La videoconferencia es algo bueno para la comunicación a distancia, pero hay que pensar en el medio: que se pueda utilizar el video no significa que haya que hacerlo”, afirma Bailenson.

 

Las investigaciones planean establecer una Escala de Agotamiento y Fatiga de Zoom (ZEF).

 

A continuación se exponen cuatro razones principales por las que las videoconferencias fatigan a los humanos, según el estudio.

 

1) El exceso de contacto visual de cerca es muy intenso.

Tanto la cantidad de contacto visual que mantenemos en las videoconferencias como el tamaño de los rostros en las pantallas es antinatural.

 

En una reunión normal, la gente mira al orador, toma notas o mira a otra parte. Pero en las llamadas de Zoom, todos miran a todos, todo el tiempo. Un oyente es tratado no verbalmente como un orador, por lo que incluso si no hablas ni una sola vez en una reunión, sigues mirando a las caras que te miran. La cantidad de contacto visual aumenta drásticamente. “La ansiedad social de hablar en público es una de las mayores fobias que existen en nuestra población”, afirma Bailenson. “Cuando estás ahí de pie y todo el mundo te mira fijamente, es una experiencia estresante”.

 

Otra fuente de estrés es que, dependiendo del tamaño del monitor y de si se utiliza un monitor externo, las caras en las llamadas de videoconferencia pueden parecer demasiado grandes para la comodidad. “En general, en la mayoría de las configuraciones, si se trata de una conversación individual, cuando estás con compañeros de trabajo o incluso con desconocidos en vídeo, estás viendo su cara a un tamaño que simula un espacio personal que normalmente experimentas cuando estás con alguien íntimamente”, dice Bailenson.

 

Cuando la cara de alguien está tan cerca de la nuestra en la vida real, nuestro cerebro lo interpreta como una situación intensa que va a llevar al apareamiento o al conflicto. “Lo que ocurre, en efecto, cuando usas Zoom durante muchas, muchas horas es que estás en este estado de hiperactividad”, dijo Bailenson.

 

Solución: Hasta que las plataformas cambien su interfaz, Bailenson recomienda quitar a Zoom la opción de pantalla completa y reducir el tamaño de la ventana de Zoom en relación con el monitor para minimizar el tamaño de la cara, y utilizar un teclado externo para permitir un aumento de la burbuja de espacio personal entre uno mismo y la red.

 

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2) Verse a sí mismo durante los chats de video constantemente en tiempo real es fatigoso. 

La mayoría de las plataformas de video muestran un cuadrado de tu aspecto ante la cámara durante un chat. Pero eso no es natural, dice Bailenson. “En el mundo real, si alguien te siguiera con un espejo constantemente -de modo que mientras hablas con la gente, tomas decisiones, das feedback, recibes feedback- te vieras en un espejo, sería una locura. Nadie se lo plantearía nunca”, añadió.

 

Bailenson citó estudios que demuestran que cuando uno ve un reflejo de sí mismo, es más crítico consigo mismo. Muchos de nosotros nos vemos en videochats durante muchas horas cada día.

 

“Es agotador para nosotros. Es estresante. Y hay muchas investigaciones que demuestran que hay consecuencias emocionales negativas al verse en un espejo.”

 

Solución: Bailenson recomienda que las plataformas cambien la práctica por defecto de enviar el video tanto a uno mismo como a los demás, cuando sólo es necesario enviarlo a los demás. Mientras tanto, los usuarios deberían utilizar el botón “ocultar la vista propia”, al que se puede acceder haciendo clic con el botón derecho en su propia foto, una vez que vean que su cara está bien enmarcada en el video.

 

3) Los videochats reducen drásticamente nuestra movilidad habitual.

Las conversaciones telefónicas en persona y de audio permiten a los humanos caminar y moverse. Pero con las videoconferencias, la mayoría de las cámaras tienen un campo de visión determinado, lo que significa que una persona tiene que permanecer generalmente en el mismo sitio. El movimiento está limitado de una forma que no es natural. “Cada vez son más las investigaciones que afirman que cuando las personas se mueven, rinden más a nivel cognitivo”, explica Bailenson.

 

Solución: Bailenson recomienda pensar más en la sala en la que se realiza la videoconferencia, en la posición de la cámara y en si elementos como un teclado externo pueden ayudar a crear distancia o flexibilidad. Por ejemplo, una cámara externa más alejada de la pantalla te permitirá caminar y garabatear en las reuniones virtuales igual que lo hacemos en las reales. Y, por supuesto, apagar el video periódicamente durante las reuniones es una buena regla de juego para los grupos, sólo para darse un breve descanso no verbal.

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4) La carga cognitiva es mucho mayor en las videoconferencias.

Bailenson señala que en la interacción habitual cara a cara, la comunicación no verbal es bastante natural y cada uno de nosotros hace e interpreta naturalmente gestos y señales no verbales de forma subconsciente. Pero en las videoconferencias, tenemos que esforzarnos más para enviar y recibir señales.

 

En efecto, según Bailenson, los humanos han tomado una de las cosas más naturales del mundo -una conversación en persona- y la han transformado en algo que implica mucho pensamiento: “Tienes que asegurarte de que tu cabeza está enmarcada en el centro del video. Si quieres mostrar a alguien que estás de acuerdo con él, tienes que hacer un gesto exagerado con la cabeza o poner el pulgar hacia arriba. Eso añade carga cognitiva, ya que estás usando calorías mentales para comunicarte”.

 

Los gestos también pueden significar cosas diferentes en el contexto de una videoconferencia. Una mirada de reojo a alguien durante una reunión en persona significa algo muy diferente a la de una persona en una red de videochat que mira fuera de la pantalla a su hijo que acaba de entrar en la oficina de su casa.

 

Solución: Durante los tramos largos de las reuniones, dése una pausa de “sólo audio”. “No se trata simplemente de que apagues la cámara para descansar de tener que estar activo no verbalmente, sino también de que apartes tu cuerpo de la pantalla”, dice Bailenson, “para que durante unos minutos no te asfixies con gestos que son perceptivamente realistas pero socialmente sin sentido”.

 

 

Texto original en inglés publicado en el sitio del Virtual Human Interaction Lab

de la Universidad de Stanford, CA, USA en: https://vhil.stanford.edu/news/2021/causes-for-zoom-fatigue-and-their-simple-fixes/ escrito originalmente por VIGNESH RAMACHANDRAN

 

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