José ha despertado en la madrugada, su smartwatch ha vibrado, los perros del vecino no dejan de ladrar, esto también ha alterado el sueño de Daniela, su esposa. La alarma infrarroja perimetral de su propiedad se ha disparado, las luces de los jardines se han encendido y de manera automática la televisión de su habitación está despegando la actividad de las cámaras. José las revisa y se da cuenta que una “pandilla” de ardillas traen fiesta y lograron evadir las bardas e incluso la protección eléctrica. Se siente aliviado y vuelve a dormir unas pocas horas más.
Justo a las 6:15 am despunta la luz del sol en el horizonte, de manera automática empieza una rutina en la casa de José: se abren las cortinas blackout y las persianas levantan sus lamas, las lámparas LED van despertando de a poco emitiendo luz sin encandilar. El termostato se ha ajustado para generar un clima interno de 20 grados y en las bocinas empotradas al techo empieza a sonar música clásica a bajo volumen que poco a poco va en crescendo.
En la cocina, la cafetera Siemens iQ700 empieza su trabajo, moliendo el café para luego procesarlo. José la ha programado desde hace semanas a través de una app llamada Home Connect. Pronto estará listo un delicioso y aromático café.
José y Daniela se han bañado y vestido, han desayunado y están listo para salir de casa. Daniela oprime un botón virtual en el iPad que se encuentra a la salida del vestíbulo. Esa acción genera un montón de órdenes que accionan diversos sistemas de su hogar: la alarma se ha activado, de manera que puertas, ventanas y portones han quedado bien asegurados, las luces de todos la casa se han apagado y no se encenderán hasta que empiece la penumbra. De igual manera, el clima ha entrado en modo de bajo consumo y la música se ha apagado en todas las áreas de la casa.
A las 9 am, la casa está vacía, pero aún así empieza a generar acciones automáticas: se enciende el riego por aspersión y baña los jardines. A las 10 am y antes que el sol empiece a calentar, se accionan persianas y cortinas, se cierran y con ello se conserva la temperatura de la casa sin necesidad de aire acondicionado.
A las 3 de la tarde, Daniela regresa y al oprimir un botón en la viscera de su auto, se abre el portón y también se destraban las cerraduras de la puerta principal. No es necesario que saque sus llaves. Antes que Daniela ingrese, como por arte de magia, se enciende el clima y se abren personas y cortinas, también empieza la música de jazz por toda la casa, es lo que le gusta a Daniela; la casa vuelve a la vida.
Por la noche, José llega al hogar. Las luces de jardín y patio se han encendido antes que se oculte el sol por completo. Cenan sushi en la cocina y deciden ver un capítulo de Dark, su serie favorita.
Daniela activó jacuzzi desde una app en su teléfono, deciden abrir una buena botella de vino y ponerse cómodos con tus batas de seda. A la orden de su voz, Daniela pone música romántica que suena plácidamente, las luces se desmayan; simplemente quieren consentirse.
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