A más de uno nos ha tocado: escribes un email cuando estás estresado o molesto y las gente que lo recibe tiene una interpretación subjetiva que puede acarrear malos entendidos.
De hecho, uno de los consejos de los expertos en comunicación, es no responder a mensajes de whatsapp o de correo electrónico cuando uno está enojado. Las palabras escritas tienen mucho peso y a la larga se guardan como registros permanentes, que además son susceptibles a publicarse en redes sociales o a que se haga reenvío (forwarding) hacia otras personas.
Llevar un hilo de conversación en correo electrónico puede resultar tedioso, máxime cuando los participantes son múltiples; de pronto la cadena se hace larga y en ocasiones deriva en pláticas que nada tienen que ver con el tema principal.
La mensajería de voz y los correos electrónicos son robotizados, y los mensajes a menudo se malinterpretan. La palabra escrita puede ser sacada fácilmente de contexto. Y además está demostrado que las prisas impiden un pensamiento racional a consciencia.
Con la mensajería por video, las empresas pueden participar en una verdadera interacción, y la gente puede transmitir eficazmente sus puntos de vista. El elemento de interacción humana es una ventaja enorme y puede ayudar a las personas a formar relaciones profesionales con personas que de otra manera son simplemente otra estadística.
“Ver” a alguien en persona cambia la dinámica de las conversaciones en el trabajo. Es que el lenguaje corporal a veces dice más que las palabras.
La videoconferencia cambia la conversación y sus resultados son evidentes en productividad. Lo mejor de todo es que hoy día la videoconferencia basada en la nube permite conexiones remotas desde cualquier dispositivo móvil, sin la necesidad de hardware o software especial. El mundo se ha transformado.
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